Separacion
Ella preferia el azul. Lo ensennaba siempre con orgullo a todas las visitas, lo abria ella misma, explicaba cada una de las paginas como si fuera la portadora de un tesoro "mira a mama que guapa". En los demas albumes mi cabecita roja llena de pelo negro ya empezaba a aparecer, ya no estaba ella sola. Conquiste su espacio, al principio sin darme cuenta, luego siguiendo el juego que nos habiamos trazado desde pequennas. Solo en el album azul permanecia el tiempo perdido, el momento de ser hija unica.
No hubo nunca mas ni un album ni un carrete ni una imagen familiar que no me contuviera. Incluso ella me fotografiaba una y otra vez, quiza resignada a dejarme el espacio que le robe desde el principio. Existen pocos momentos de mi vida sin fotografias, sin testigos en colores brillantes.
Por eso me extranno que no me fotografiara esta vez, cuando vino, y me extranno que quisiera volver a aparecer ella sola, orgullosa, junto a Oscar Wilde o con partituras en la mano de canciones de Mozart.
Me extranno esa unica foto que me lanzo con la pierna cruzada delante de la cara. Sin rosotro.
Vuelve a tener el album azul, el suyo, el que le da derecho a tener un cuarto propio. Ahora yo sin imagenes descubro la realidad de un cuerpo que no sonrie a la camara.
Limites
Cada dia los limites del cuerpo son distintos. Como los limites del idioma. Tambien. En el fondo no son necesarias tantas palabras. Lo importante cabe en una libreta de mano (quiza con unos gatos dibujados en ella) y lo importante tambien cabe dentro del cuerpo. Es curioso que haya tenido que irme tan lejos para descubrir mis manos, la longitud de mi unnas, la planta de mis pies, el ovalo de mi barbilla. Y pegado a todo eso existe el mundo.
Y el mundo esta constituido a base de agua. Eso lo se. Lo puedo demostrar. Tengo un punnado de postales escondidas bajo la axila izquierda de los lugares acuaticos del mundo.
La lluvia cae sobre el rostro de Elektra, volviendola visible.
Yo estoy justo en el limite, en la orilla, en el punto justo donde el agua choca con lo solido.
Aprendiendo a ser pequenna
Un sonajero de lapices de colores faber castel suena detras, en mi mochila rosa. Me acompanna el largo camino de casa a la ciudad y de la ciudad a casa. Marca el ritmo de los pasos exactos y puedo dibujar como una ninna, aunque ya sin miedo. De pequenna me daba tanto miedo dibujar. Escribir nunca, las palabras tienen una mecanica distinta y se posan en las manos con solo soplar, como el polvo de hadas.
Espanta a los demonios mi sonajero de colores y vuelvo a ver las mismas peliculas que veia con mi abuelo y me vuelven a no parecer ridiculas y vuelvo a leer cuentos para ninnos sin pensar que yo soy o debo ser mas lista o mas culta o mas mayor. El ingles es como un juego, por eso no me gustaba de pequenna, porque en el fondo no me gustaban los juegos, solo las cosas serias, las cosas de gente grande.
De pequenna igual no hubiera llevado una mochila fuxia con un sol sonriente, ni unos lapices de colores para dibujar cisnes, de pequenna no buscaba Nunca Jamas y me negaba a aprender a hablar en ingles. Por suerte no me negue lo suficiente, no con bastante fuerza, por suerte nunca es tarde para aprender ingles o a dibujar o a ser pequenna.