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lunes, octubre 04, 2004

En el principio fue el verbo

Un pequeño universo entero para mi. Un diario. Un espejo de cada mañana recordándome quién estoy siendo, o quién fui, o quién puedo llegar a ser. Eso es lo que me da más miedo, quién puedo llegar a ser pero no llegaré nunca. Como aquello que podría escribir pero jamás escribiré. Me aturden las espectativas.
¿Invitaros a mi jardín privado? No. Sólo a contemplar los crisantemos desde la reja, rodeándome como a una dama del siglo enamorado (no este). El planeta Sibilandia es lejano, todavía no han encontrado los científicos más ilustres vida inteligente en él. Es un planeta lleno de animales salvajes y domésticos, lo malo que nadie sabe cuál es cuál, adentrarse en sus llanuras puede ser peligroso a quien no conozca las leyes elementales.
Un aliento de vida apenas perceptible está naciendo. Llegará un día en que las rosas inunden las orillas de los caminos hoy intransitados.