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miércoles, enero 19, 2005

Fin de siglo

Hoy había un gorrioncito muerto en la parada del autobús. Estaba entero, con las patas hacia arriba. Es la primera víctima del invierno.
Las gaviotas en cambio resisten, anunciando el mal que viene del mar, las olas gigantes engullendo la vida para siempre.
Son tiempos duros, hemos heredado la decepción, el desánimo y el fracaso que no son nuestros. Hay un estado anímico de abismo, a la espera de que una gran ola acabe con nosotros. O una guerra mundial. O algo. Que ocurra algo.