Image hosted by Photobucket.com

viernes, diciembre 30, 2005

Razones para un abandono

Oh, no me vengais ahora con esas caras. Ya lo sabias. Lo sabiais perfectamente. Me moleste en avisaros con tiempo (sobre todo no me digais que no os avise con tiempo), asi que no teneis que haceros los sorprendidos. Desde el principio sabiais que me iba a ir, que yo no era una de vosotros, que yo no pertenezco a esta isla y que no me podia quedar a vivir aqui para siempre.
Es cierto que nos engannamos durante un tiempo, es imposible vivir si uno no se enganna un poco. El amor siempre tiene que ser exclusivo y eterno, aunque dure un instante y este plagado de traiciones, y yo os he querido. Exclusiva y eternamente. Puede que fuera un amor de mentirijillas, pero que demonios, todo aqui es de mentirijillas, y no se ha distinguido mucho del resto de las cosas.
Venga, no os pongais tristes. No quiero ver ni media lagrima rodando por vuestras mejillas sin barba. Podeis arreglaroslas sin mi. Seguro que en unas semanas ni os acordais de la pobre Wendy. Yo tampooco os echare de menos. No se puede echar de menos un suenno y ademas yo tengo que volver a casa. Mama y papa empiezan a preocuparse.
No podeis venir conmigo porque mi casa es muy pequenna -diminuta- y no cabe casi nada. Ademas vosotros si que perteneceis a este lugar. No sabrias que hacer en mi casa. Alli los ninnos tienen que hacerse mayores y, vamos, seamos sinceros (por una vez seamos sinceros), vosotros quereis seguir siendo ninnos.
Asi que sonaros la nariz, sonreid, dadme un abrazo y no me mireis cuando me este yendo. Igual me pongo un poco triste y vosotros nunca me habeis visto triste.

2 Comments:

At 30 diciembre, 2005, Anonymous Anónimo said...

¡Sí! Todos queremos ser un poco niños. Pero, ¿por qué siempre que expreso ese deseo que tú acabas de manifestar en tu post nadie me cree? ¿Por qué es tan difícil para mí ser niño? Me apartan de todos los infantes, mientras entonan contra mí un Adeste Fideles que me rompe el alma. ¿Por qué los paranoicos no tenemos derecho a sentirnos persequidos de verdad? ¿Por qué reyes como yo no podemos participar en una cabalgata para sentirnos como niños y ganar así el Paraíso? Ese porqué me está desgarrando el alma desde hace dos milenios.
No hacen falta razones para un abandono. Nadie nos puede abandonar, porque nadie ha estado de corazón con nosotros. Ni tampoco podemos abandonar, por idéntico motivo. Para tener corazón hay que comprender con cada víscera gestas como la que yo en su día emprendí y que tan mal ha sido valorada.
¡Te comprendo tan bien! Me siento como el humo del tabaco se sentirá dentro de dos días: condensado en cavernas para desterrados hijos de Eva.
Un abrazo, un beso como una calada intensa en unos grandes almacenes. (¿Cabe algo más prohibido?)

 
At 30 diciembre, 2005, Anonymous Anónimo said...

Vayas donde vayas nunca escaparás a la cariñosa mirada que lanzo desde esta elevada cima hacia dondequiera que estés.
No estés triste. Yo no estoy triste y sé que todo ahí abajo es de mentirijillas; y eso que llaman "amor" ¡os hace tan atractivos a vosotros los mortales!

 

Publicar un comentario

<< Home