Razones para un abandono
Oh, no me vengais ahora con esas caras. Ya lo sabias. Lo sabiais perfectamente. Me moleste en avisaros con tiempo (sobre todo no me digais que no os avise con tiempo), asi que no teneis que haceros los sorprendidos. Desde el principio sabiais que me iba a ir, que yo no era una de vosotros, que yo no pertenezco a esta isla y que no me podia quedar a vivir aqui para siempre.
Es cierto que nos engannamos durante un tiempo, es imposible vivir si uno no se enganna un poco. El amor siempre tiene que ser exclusivo y eterno, aunque dure un instante y este plagado de traiciones, y yo os he querido. Exclusiva y eternamente. Puede que fuera un amor de mentirijillas, pero que demonios, todo aqui es de mentirijillas, y no se ha distinguido mucho del resto de las cosas.
Venga, no os pongais tristes. No quiero ver ni media lagrima rodando por vuestras mejillas sin barba. Podeis arreglaroslas sin mi. Seguro que en unas semanas ni os acordais de la pobre Wendy. Yo tampooco os echare de menos. No se puede echar de menos un suenno y ademas yo tengo que volver a casa. Mama y papa empiezan a preocuparse.
No podeis venir conmigo porque mi casa es muy pequenna -diminuta- y no cabe casi nada. Ademas vosotros si que perteneceis a este lugar. No sabrias que hacer en mi casa. Alli los ninnos tienen que hacerse mayores y, vamos, seamos sinceros (por una vez seamos sinceros), vosotros quereis seguir siendo ninnos.
Asi que sonaros la nariz, sonreid, dadme un abrazo y no me mireis cuando me este yendo. Igual me pongo un poco triste y vosotros nunca me habeis visto triste.
La cantina
Volvi despues de un te rojo y un Gin Tonic -hay cosas que solo se pueden hacer con el corazon caliente- y ya no parecia el mismo lugar. Hay algo magico en Galway y es que nunca parece el mismo lugar. Cada dia hay algo que se transforma y tienes que tener los ojos bien abiertos para que no se te escape ningun detalle, porque si no corres el peligro de estar viviendo en una ciudad que ha dejado de existir.
No era la cantina donde comi por primera vez (no recuerdo haber estado nunca tan hambrienta) ni donde los descansos siempre duran mas de 15 minutos. Tampoco era el lugar donde puedes sacar informacion, porque la gente baja la guardia, ni era la ultima oportunidad de encontrar al manager en momentos de apuro. Ni siquiera era el mismo sitio en el que unas horas antes una chica azul me pidio una historia y me regalo a cambio una pluma de su mismo color. Y menos aun era el lugar en el que nadie adivinaria que somos -eramos- companneros de casa y muy pocos lograron adivinar que somos amigos. Volvi para decirle adios porque Doc no quiso despedirse en ningun otro lugar, porque la cantina fue el ultimo lugar que existe o porque hay despedidas que no se pueden esconder detras de una fiesta, una pinta de Guinness y ni siquiera detras de unos pimientos rellenos. Tambien porque somos sinceros, orgullosos, jugadores, ladrones, confidentes, desconfiados, viajeros, solitarios. Tambien porque siempre nos respetamos mas de lo que nunca pedimos a nadie que nos respetara.
Como en Ran, Te acuerdas? (o segundo ensayo para decir adios)
Como Ran antes de ver Ran. La pelicula para la que teniamos que estar preparadas, para la que teniamos que ser mayores. No porque no fueramos a enterderla, todo el mundo sabe que las ninnas pueden entender a Kurosawa, sino por esa escena. Una sola escena con demasiada sangre -eso decian- para nosotras.
Nos describio mil veces la escena antes de ver la pelicula, asi que cuando nos sentamos por fin en el sofa, ante ese transito o escena o pelicula o bautismo o como querais llamarlo toda la historia del Rey Lear de oriente no fue mas que un preambulo. Luego le cortaron a alguien la cabeza y la sangre salpico la pared.
No fue para tanto. Menos doloroso de lo que nos habian advertido. Es ese tipo de violencia que las ninnas son capaces de entender, de admitir como natural, como Judith viendo a su padre luchar contra los negros. No me quedo la escena grabada en la memoria por su violencia, sino por el hueco que ya habia hecho para ella.
Pero esta vez no fue sangre. O al menos no era roja, sino azul. Un azul intenso de un boligrafo que alguien se dejo en el suelo de una libreria de segunda mano y que yo misma lleve en el bolso hasta que perdi la tapa, e incluso mucho despues. Con esa tinta dibuje su cara y con esa tinta escribi su carta. Una carta que os daria verguenza ajena, porque a mi tambien me dio verguenza ajena escribirla y me cruzo la garganta leerla. La queme, porque no decia nada mas que "te perdono" "te dejo libre" "puedes olvidarme"... "Adios". Luego se cayo la botella de ron de coco encima del boli. Como la escena de Ran. Igualito. el coco inundo la moqueta y el papel de cartas. el boligrafo sangro como en un asesinato a sangre fria. La habitacion, mi ropa, hasta mi piel con salpicones de sangre azul. Una sangre pese a todo real, que quiza ya estaba en la memoria mucho antes de existir o es solo que yo la esperaba. Un boligrafo produce mas sangre que una cabeza despues de todo.
El beso de las licenciadas
Queria saber como besaban las licenciadas, pues en dos annos que duro su relacion jamas le habia besado ninguna, asi que le pidio un beso. Ella no se lo queria dar, porque en dos annos que duro su relacion siempre habia besado a un ingeniero, y aceptaba con amor la exactitud de los besos construidos desde el inicio de la lengua, con los labios sellados para que no se escapara ni un solo atomo de aliento y la nariz colocada con cuidado en los huecos que existen en los rostros humanos.
Pero en dos annos que duro su relacion ella jamas le habia negado nada y tardo mucho tiempo en empezar a negarle cosas, asi que arrastro sus labios hasta los de el y ejecuto un estudiado beso de licenciada.
Mas tarde, tal vez dias o meses o annos el le dijo que jamas, en los dos annos que duro su relacion, habia recibido un beso tan perfecto como aquel. Y que ella jamas le habia dado un beso tan frio o tan hueco.
Desde entonces ella supo besar con exactitud otros labios mas torpes, que no notaron el frio o se acomodaron dentro del hueco. Pero nadie puede vivir dentro de un hueco.
De las cosas que nos hacen grandes
"I'll find it", dijo, y creo que tenia razon. Si alguien es capaz de partirte el labio con un cubito de hielo supongo que no le resultaria muy dificil encontrarte las cosquillas, asi es como funciona la mecanica de lo insolito. Por suerte las tengo escondidas, bien escondidas y me asombre de que se asombraran de mi falta como me asombro de que el mundo no desaparezca cuando me quito las gafas.
No, amigos, no tengo cosquillas. Me las quite a fuerza de voluntad porque no me gustaba sentirme vulnerable y habia dos cosas en el mundo que me hacian sentir vulnerable: una eran las cosquillas, la otra que me llamaran "chiquita" o "pequennina" o cualquier parabra que hiciera referencia a mi escaso tamanno. Asi que me cambie el nombre por el de "Sibi, Grande como un Vaca" -todo quedo en un ridiculo "fibinanevaca" que lograba justo el efecto contrario al deseado- y renuncie a mis cosquillas. Descubri que bastaba que pareciera que no tenias para que la gente dejara de hacertelas(si no haces aspavientos y saltas y huyes ya no les hace gracia) y me las aguante todo lo que pude hasta que desaparecieron.
Luego me olvide de las cosquillas, como se olvida casi todo. Es necesario volver para no ir perdiendo cosas. Y puede que aun quede un resto de cosquillas y puede que alguien todavia tenga derecho a llamarme "canija" mientras resoplo y me cabreo dulcemente y tuerzo la boca y contesto que no, que yo soy GRANDE COMO UNA VACA.