Image hosted by Photobucket.com

domingo, octubre 23, 2005

Sharing my life (a modo de poetica)


Os lo dire solo una vez, porque hay cosas que es mejor guardar en secreto pero soy horrible guardando secretos y resolviendo acertijos y vale mas contar con ello. Pero entonces lo digo una vez nada mas y si lo olvidais es como si por fin fuera capaz de resolver acertijos y de guardar secretos y volvera a quedar escondido, de nuevo solo mio.
El caso es que hay una forma, un metodo, una clave que me permite algo parecido a la inmortalidad. A veces lo agradezco inmensamente, otras no se como deshacerme de ella, como un vampiro que se aburre de tener la misma edad siempre a pesar de los annos.
Lo primero es elegir el momento. Hay que hacerlo con cuidado, porque si no habitaria para siempre un instante equivocado. Si, es posible habitar instantes. Y me equivoque tantas veces con los instantes que asumo el error como algo necesario, pero cada vez escojo menos caprichosamente.
Es mas facil si en el instante hay algo que no existia hasta ese momento. Algo asi como el nacimiento de una sensación. No importa no saber explicarla, pero si se puede explicar tampoco hay por que renunciar a ella. Es mas facil tambien si hay algo hermoso o sobrecogedor, pero no siempre el mejor instante es el mas facil. Se puede escoger tambien un solo instante dentro de una cadena de movimientos identicos, repetidos dia a dia, pero en estos casos si se toma mas de uno se perdera todo. Hay que actuar con mucha precaucion.
Otra de las reglas que es preciso seguir (la mas difícil para mi, ya os dije que soy horrible guardando secretos) es justamente eso, guardar el secreto. Cuando hayamos escogido el instante no se puede decir a los demas lo que vamos a hacer. Entonces se convertiria en un vulgar juego de seduccion, como decir “te quiero” o “soy feliz”, que son palabras que nos quitan un poco de nosotros, que nos ponen al servicio de ellas mismas, que nunca son palabras sino actos. Y hablar en estos casos teatralizaria el acto de una manera burda. Si, es un acto, pero es un acto interior, por fuerza unico.
Podemos elegir los instantes con antelación, como el fotografo que sabe la hora exacta y el lugar exacto del atardecer mas fotogenico y prepara todo el equipo y pone la película adecuada y coloca el trípode. Yo lo hice una vez. Colocar el trípode y dejar el dedo en el boton el tiempo necesario para recordar para siempre unos ojos que eran azules y verdes y que todavía puedo mirar como si fueran mios y un deje catalan en el tono de voz, y lo guarde tan bien que luego no fue necesario que contestara a mis cartas. Lo vi dos veces en mi vida, las dos con mi mejor camara de fotos y luego fueron annos en que no necesite respuesta. Annos enteros, por eso digo que hay que tener cuidado, que a veces es mejor dejar que los instantes simplemente ocurran y se desvanezcan.

Lo primero las palabras: “Voy a recordar siempre este momento” “voy a recordar siempre este momento” “voy a recordar siempre este momento” repetidas una y otra vez hasta que dejen de tener sentido.

Luego los detalles: detalles infimos, recordaremos no lo que mas nos llama la atención, sino lo que se nos pasa desapercibido, las cosas sin importancia.

Luego la quietud: permanecer inmoviles, grabando en cada poro de la piel en cada viscera, en cada sentido: tacto, vista, oido, gusto, olfato.

De nuevo los detalles. Como si los dibujara encima de si mismos. Como si hiciera el esfuerzo tremendo de crearlo todo, desde cero, que no es pintar un cuadro sino darle forma a una escena de la realidad. Yo creo los colores, las formas, los sonidos, las texturas, los sabores hasta casi poder transformarme en ellos.

No es necesario elegir cosas grandes, podemos recordar porciones, como una mano azul impresa en un techo en el que pasamos la noche porque ya era demasiado tarde para volver a casa, pero no deja de ser un instante, es la mano azul del techo de ese dia, es Billie Holliday en el tocadiscos, es mi jersey de lana rojo demasiado gordo y con los codos gastados y que en el fondo no me gusta pero que siempre meto en la maleta cuando me voy de viaje porque aunque no me guste me abraza, es el colchon sobre el suelo, es un libro negro demasiado pesado sobre mi barriga y tengo que saber el peso exacto de ese libro para poder volver a la mano azul.

Luego hay que saber esperar, que es otra de las cosas –junto con guardar secretos y resolver acertijos- que peor se hacer. Pero no importa. Espero. Al final siempre espero aunque no parezca que estoy esperando. Esperamos y un dia o una noche (solemos escoger las noches para hacer estas cosas) comprobamos si podemos hacerlo, si podemos volver al instante, o que en instante vuelva a nosotros y es como si de repente alguien encendiera la luz. Entonces queda para siempre. Pueden pasar los annos que podemos volver. En el fondo es como aprenderse un poema. Y si o olvidamos no importa, un poema que se ha aprendido bien, que se ha repetido una y otra y otra vez, que se ha recitado mil veces en voz alta y otras mil en voz baja, que se ha vuelto a leer es imposible de olvidar, aunque no se recuerden las palabras.

Solo una advertencia: jamas trates de conservar momentos perfectos.

4 Comments:

At 24 octubre, 2005, Blogger Azena said...

yo recuerdo una niña en camisón...
un bebé de muy pocos años con una sonrisa en la cara y una maraña de pelo negro... hay una foto de ese momento... quizá lo recuerdo porque hay una foto... quizá hay una foto porque yo lo recuerdo... siempre tendré ganas de abrazar a esa niña... aunque se haga mayor... aunque esté lejos... aunque a veces nos odiemos... su imagen siempre estará conmigo.

 
At 24 octubre, 2005, Anonymous Anónimo said...

Creo que lo que voy a recordar será tu metodo...

 
At 26 octubre, 2005, Blogger Grace en el País de Las Maravillas said...

No sé porqué, pero cuanto más lejos nuestros cuerpos, más cerca nuestros caminos...

 
At 05 noviembre, 2005, Anonymous Anónimo said...

asomo la cabeza...

hoy me tocaba atracón de sibilandia... (te leo así de golpes, no se porque)

y se me quedan las lagrimas paradas, pegadas a las mejillas.... y pienso en las veces de "voy a recordar siempre este momento"

no claro, no eran perfectos

eran ventanas sucias, en hostales con ruido...era una luz gris... y un hambre que me hacía revolverme... y quise recordarlo siempre...y lo recuerdo

gracias por recordarmelo

por cierto: pronto pisare un sitio verde...espero verte...

besos

 

Publicar un comentario

<< Home