The sound of silence
Ya se han marchado todos. Se han ido poco a poco los fantasmas, las monjas, los doctores, chamanes, las comadronas, los catadores de vino, las estrellas de Hollydood, los perros y los gatos, la familia politica, los novios, los amantes, los que siembran belladonas en los desiertos de las ciudades, los poetas o los que creyeron serlo, los chantajistas, las mujeres con sombrero, los fumadores de opio y de tabaco, los marineros, las princesas, los delincuentes, los ganadores de trofeos, la presidenta de la comunidad de vecinos, los que solian rezar a un Unico Dios Verdadero, los fabricantes de papel con el que se fabrican los periodicos, los peluqueros, las floristas, los funcionarios grises y los blancos, los que fueron sonnadores cuando todavia eran jovenes y los jovenes que tenian miedo. Se han ido formando una gran procesion como en un funeral por el descanso de las almas inocentes, las que murieron con sus zapatos rojos al borde de la playa. Quien sabe si siguen todos juntos como buscando algo o ya regreso cada uno a su casa para llegar a la hora de la cena.
4 Comments:
Las palabras son hermosas, pero casi nunca dicen nada. Los silencios no son tan hermosos, pero casi siempre lo dicen todo.
Todos contribuimos en esta absurda procesión -es un artículo de fe que no tiene explicación alguna-.
Ahora, cuando salga a desayunar, pediré un té como si no buscase nada y, desde luego, sin imaginar que me esperan a la hora de la cena -nunca me esperaron-. Pediré un té y preguntaré quién da la vez para eso de los sacrificios.
Y nada impedirá que tus palabras me sigan diciendo mucho, aunque las palabras hermosas casi nunca dicen nada.
A veces deseas que se vayan todos: los gatos que arañan por la noche puertas que sin embargo están ya abiertas, los jefes y los que se creen jefes, la familia política, los ecos de su voz que aún no se han ido a Granada, los hippies que se mudaron hace dos días del piso de abajo, los creativos publicitarios, los caseros, los que te prometen un trabajo que nunca será, las estrellas del pop que te llaman a las doce de la noche para recordarte que son geniales, los administrativos a los que no les importa tu beca a Uruguay, los charlatanes de la tele a los que te toca escuchar fuera de plató, los camellos, los que te prometieron una noche que recordarías.
A veces deseas que se vayan todos y te dejen silencio
para no pensar.
En estos momentos es cuando se encuentra la paz, que siempre buscamos.
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