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lunes, abril 25, 2005

SÓLO CENIZAS

Es un bote bastante grande, verde, herméticamente cerrado, resistente al fuego y al agua, con una funda azul con cremallera. Pero no sé dónde lo metí. En esta casa se pierden las cosas más insólitas: una batidora, un vestido, una bolsa de sal gorda, un bote de cenizas. Mi abuela sin embargo en su altarcito en medio del pasillo, en esa casa que no había perdido ni una sola de las figuritas de porcelana desde que la dejé hace ocho años. Su altar y su foto y un par de rosas frescas y un cirio rojo al que es imposible acostumbrarse, sobre todo al ir al baño por la noche. Ya se han tirado al mar, en la playa que lleva su nombre: Candelaria y que está custodiada por todos los príncipes guanches. Sin embargo el altar persiste, un pequeño mausoleo en la mesa camilla del pasillo, a cuatro pasos del cuarto de baño, con cirios, foto y rosas.
Las cenizas tendrían que llevar un nombre, en letras doradas sobre mármol blanco, como se hacía antes, pero hubo quien consideró que no era buena idea, que una hija no se podía morir antes que su madre y Carmen no se debe escribir antes que Argentina. Argentina que es nombre de abuela, como el país, o como la luna en manos modernistas. Tan brillante su nombre como sus ojos, con mi mismo color extraño e indefinible y su sentido amargo del humor como el mío también y su crueldad como la mía. Y un nombre que es mi sueño. Argentina. Es un buen nombre para letras doradas. Pero aquí unas cenizas oscuras sin lugar en un bote que no brilla bajo una cremallera y perdido en alguna caja, porque mi casa siempre estuvo llena de cajas como otras casas llenas de figuritas de porcelana. Cenizas sin nombre, sólo cenizas.

1 Comments:

At 25 abril, 2005, Blogger cen said...

Recuerdo cuando llevamos las cenizas de mi padre al pueblo, para enterrarlas alli. Era una sensacion curiosa en el coche. No nos daban miedo, más bien parecía que nos acompañaban, como él habia hecho en vida.

 

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