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viernes, abril 15, 2005

Persienne persienne persienne

Un ruido estruendoso y de repente el salón quedó sepultado en la oscuridad más profunda. La persiana se había roto. Sólo me queda una persiana funcionando correctamente, de las otras una no existe, otra no se puede bajar y esta no se podría subir. Condenada a la oscuridad.
Me subí a la escalera sin peldaños, sujeté la tapa con la cabeza e intenté levantarla con todas mis fuerzas, volverla a su sitio, recuperar la luz. Inútil, me sentí pequeñita y débil y volví a echar de menos poder llamar a un hombre cualquiera para que viniese a hacer el trabajo sucio. Ya no me quedaba ninguno, al final te das cuenta de que no compensa que te arreglen las persianas. El precio a pagar suele ser demasiado alto. Sin embargo con mis dedos metidos debajo de esa mole sólo quería una voz grave diciendo "Deja, ya lo hago yo. No te preocupes".

Hoy me desperté despejada. Tarde, pero despejada. Los pulmones ya casi están limpios y mi salón azul vuelve a estar inundado de luz. Una luz fría, reticente, una luz que me costó martillazos y palanca con una tabla de madera, una luz conquistada gota a gota, una luz al fin merecida.

3 Comments:

At 16 abril, 2005, Anonymous Anónimo said...

Hace cuatro meses se rompió el tirador de la persiana del salón. No sabía qué hacer; ni si la propietaria pagaría la reparación. Algo instintivo me decía que no debía llamar a los servicios de reparación de "24 horas". ¡Bendigo ese instinto! Pedí consejo a la gente del barrio: "¿Saben de alguien que repare persianas a bajo precio?" Y la respuesta más frecuente era: "¡Pero hombre de Dios! Si eso lo repara el más inútil!" Y yo respondía: "Pues mire usted, eso es falso o está usted equivocado. Porque el más inútil está ante sus narices y no es capaz de hacer la reparación." Y así, preguntando preguntando, me hablaron de un persianista en el mercado de esclavos de mi calle.. ¡Y allá que fui! Tras comprobar costes de material, de tiempo empleado y la factura... ¡Deseo como nunca ser esclavo! (Pero la propietaria pagó la factura... gracias a eso puedo seguir comiendo)

 
At 16 abril, 2005, Blogger N said...

La vida sería muy aburrida sin persianas, aunque a veces se estropeen y nos dejen a oscuras, y tengamos que pelearnos con ellas, cosa que se por experiencia que no es fácil. Aunque yo soy de los que tienen la persiana bajada de día y subida de noche -me gustan las rendijas luminosas y adoro poder ver el cielo por la noche-.

PD.: Espero que no te importe que haya agregado un enlace a Sibilandia en mis blogs. Me quedo a leerte, me ha gustado lo que he visto. =)

 
At 16 abril, 2005, Blogger cen said...

También yo llamé a uno que se dedicaba a arreglar persianas, para que reparase las de mi casa. Hizo lo que pudo y no cobró mucho, aunque ahora hay alguna que no se puede bajar.

 

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