Image hosted by Photobucket.com

sábado, marzo 19, 2005

Kirke

Persa Tortuga Azul Crema. Así es mi gata. Es un bicho precioso. No es porque sea mía, ya sé que todo los amos dicen lo mismo de sus mascotas, pero Kirke es realmente hermosa. Fue un regalo tardío de un romance otoñal que se alargó demasiado. "Me encantaría regalártela, pero claro, sé que no querrías que gastara tanto dinero para comprarte un animal". No sé por qué la gente se empeña en atribuirte buenas intenciones y convicciones éticas de las que careces, pero bueno, el caso es que por fin me la llevé a casa.
El nombre lo elegí yo. Soy un desastre eligiendo nombres, siempre me los pienso demasiado y significan tantas cosas que acaban por no significar absolutamente nada. Además, es impronunciable. Kirke es la diosa celta que enseña a sus fieles el camino de la verdad y les prohíbe negarse a verla. Guarda un recuerdo cariñoso de los amantes que le fueron infieles. Eso me gustó, recordar lo bueno aunque te hayan herido. Me pareció bonito. Kirke también es Circe, la hechicera que retenía a los hombres convirtiéndolos en cerdos. No sé por qué razón ningún hombre fue capaz de madrugar y cumplir con sus obligaciones cuando durmió a mi lado. Es una maldición extraña. Kierkegaard fue un filósofo. Un poquito místico. Y... bueno... mamá daba clases de filosofía y decía que nos mandaba al catecismo "porque es el único lugar donde les hablan a las niñas de bondad". Creo que no llegué a querer a Kirke hasta hace poco, y eso que yo quiero mucho a los animales. Por lo menos antes era así. Me inspiraban más compasión que los seres humanos, me parecían los únicos seres verdaderamente inocentes. Me lo siguen pareciendo, pero ahora quiero más a los seres humanos, a pesar de su falta de inocencia. Quizá por su falta de inocencia.
Kirke es demasiado bonita, no podía querer una cosa tan hermosa, a veces la hermosura establece una cierta distancia, una admiración estética. Amo la hermosura, pero me cuesta amar a los seres vivos excesivamente hermosos, y Kirke lo es. Además no tiene demasiado carácter. Vale, de acuerdo, es un poco caprichosa, como todos los gatos, pero ante cualquier signo de poder y dominación se acobarda y se esconde. Es un buen bicho, se porta bien con los extraños, aunque no confía en ellos. Creo que tampoco confiaba en mí hasta hace poco. Nos hemos ido acercando la una a la otra, perdonándonos cada metedura de pata y esa altanería a la que aún nos seguimos aferrando.
Pasamos momentos duros, entre las dos llenamos la casa de pulgas. “Pulgas en el corazón” que lo inundaron todo durante meses, emponzoñaron la convivencia y me hicieron sentirme tan culpable como hacía años, como cuando no quería ir al catecismo porque “mamá, verás, es que yo no sé si quiero ser buena”.
Ahora nos entendemos, nos miramos cada una en los ojos de la otra y a veces –muy pocas– hasta duerme en mi cama. Entonces yo tengo sueños de gato y ella sueños de persona y nos levantamos las dos un poco confundidas. Cuando la miro ya no veo un hermoso ejemplar de Persa Tortuga Azul Crema, ni a la diosa, ni a la hechicera, ni al filósofo, ni siquiera el regalo. Cuando ella me mira creo que también sabe quién soy. Con los gatos es difícil estar segura.

1 Comments:

At 20 marzo, 2005, Anonymous Anónimo said...

Antes que nada: hermoso texto. Necesito expresarlo, ¡es hermoso!
Y ahora un "breve" comentario:
Me gustan los gatos... los perros... las tortugas. Es la ventaja de ser omnívoro.
De todos los animales de compañía, nunca olvidaré a un calamar gigante. Sus abrazos desmenuzaban la soledad. Si te contase mi vida con él, correrían ríos de tinta. Nunca llegué a saber si era calamar macho o calamar hembra. El sexo nunca importó en nuestra relación. Y entre tanto tentáculo no era cuestión de polemizar sobre su género.
Tuve también un avestruz que me enseñó muchas cosas. Dormía debajo de la cama y se llamaba "Underground". Pero un día el destino me puso ante la decisión de que Underground fuese mi amigo por un día o mi supervivencia por un mes. Opté por lo segundo. Y he de decir que la carne de avestruz es bocatto di cardinale.
Sobre Kierkegaard, ¿qué decir? Es uno de mis tres filósofos favoritos. Pasé un año dedicándome por entero a él (y a mi avestruz y a mi calamar, por supuesto). Por leer "Diario de un Seductor" acabé con "Temor y Temblor" buscando "In vino veritas". Afortunadamente, gracias a "El concepto de la angustia" y a "El concepto de la ironía" logré superar "La enfermedad mortal" y alcanzar "La pureza de corazón". ¡Ah, Kierkegaard! ¡Un grande! Por eso cuando me acusan de ser omnívoro sin escrúpulos yo digo: "¡Qué va, qué va, qué va! ¡Yo leo a Kierkegaard!"
Acerca del catecismo he de reconocer que tengo un trauma: ¡no logro olvidarlo! Leer el "Zaratustra" cada mañana en un ejercicio de bibliomancia me hace recordarlo (aunque en sentido contrario).
Dices que te cuesta amar a los seres vivos excesivamente hermosos... y veo que usas el plural. ¿Dónde están entonces mis hermanos?
Y para terminar esta digresión sobre los animales de compañía, ahora vivo con un águila, con una serpiente y estoy buscando un loro. Sé que si compro el loro, adiós águila y adiós serpiente. (Entiéndaseme "zaratustrianamente") El orgullo (del águila) y el conocimiento (de la serpiente) pueden morir de aburrimiento con peroratas maritales (de una cacatúa).
En fin, un saludo a Kirke.
:)

 

Publicar un comentario

<< Home