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lunes, marzo 14, 2005

Deseos

No sé como lo hago, pero soy un genio boicoteándome. Una "genia", aunque esa palabra nos remite a olores almizclados y vientres sensuales. Esa palabra no existe en castellano de hoy, de chicas con vaqueros y señoras de traje, uñas pintadas y cremas antiarrugas. Sólo existía antes, cuando venía a darnos el beso de buenas noches y nos leía a Sherezade y nos cantaba nanas con voz ronca. Muy ronca. Yo tenía preparados mis tres deseos. Estaba muy preocupada, porque la vida no te da esos 2 segundos de los dibujos animados para reaccionar o pensar la respuesta y tienes que hacerlo todo seguido sin inflexión.
Ser invisible. Leer la mente. Poder teletransportarme.
Así que me encontrara en el cuento que me encontrara siempre tendría la solución. Luego claro, te haces invisible y te ignoran y gritas y berreas pero nadie te ve, como si no existieras. Es terrible no existir. Más tarde comienzas a leer la mente, pero ves cosas que no te gustan, que te aturden, y de pronto prefieres la sonrisilla hipócrita antes que la verdad descarnada y empiezas a pedir muy poco para creerte esas sonrisas. Intentas no saber qué hay detrás, pero lo sabes. Vaya si lo sabes. Ojalá no lo supieras. Por último viajas, a todos aquellos lugares tan queridos con seres tan queridos pero ya no eres la misma de antes, y les sigues queriendo pero es imposible que no te decepcionen, y entonces todo se vuelve demasiado pequeño y quisieras que el mundo se hiciera grande, millones de veces más grande, o disponer tan sólo de un caballo y un barco para recorrer las distancias.
Soy una genia que a veces desea boicotearse, que las cosas no ocurran para que nada cambie, para no tener que dejarlo todo atrás.

1 Comments:

At 15 marzo, 2005, Anonymous Anónimo said...

Es arriesgado pedir deseos. Ya sabes de aquel negrito en el desierto que pidió tres deseos: 1) Ser blanco, 2) tener mucha agua y 3) ver muchos cu... El pobre negrito fue convertido en trono de Roca, retrete, taza del no ser, aposento universal, puerta de voyme y porquemechas... En fin, no creo que el resultado fuese el apetecido. Es la típica ironía del destino tan difícil de evitar. Debemos pedir cosas más triviales. Como dicen Héroes:"las cosas más triviales se vuelven transcendentales". Como aquél que pidió al emperador por sus servicios prestados que se apartase, porque le daba sombra y le quitaba la luz del sol. Necesitamos ser un poco estoicos, cínicos, epicúreos... ¡incluso presocráticos! :)

 

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