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martes, marzo 01, 2005

El volcán

Si tienes que subir al volcán, adelante, emprende tu camino. No hagas caso del hambre, la sed ni el frío. El volcán es una montaña difícil, supongo que lo sabes, pero que no te importe. Llega hasta el final, hasta que tu nariz roce la puerta del infierno, empieces a oler muy fuerte el azufre y puedas jugar esa partida de poker que le tienes prometida al demonio desde hace demasiado tiempo.
Ve tu solo, no esperes que nadie te ayude en tu subida, nadie podría hacerlo. Si puedes, sube sin llorar, aunque si necesitas llorar hazlo sin detenerte. No te detengas nunca, no vuelvas sobre tus pasos, no abandones. Si te duelen los pies, sigue adelante, aunque sea descalzo. Si te sangran los pies, procura mirar hacia arriba.
La sangre podría llegar a impresionarte, hacerte flojear, así que no le hagas caso, tú camina, vendado del dolor, pero camina. Si mueres antes de llegar a la cima, tranquilo, yo iré hasta allá para cavar tu tumba al borde del volcán. Te enterraré con mis manos, te lloraré, entenderé tu fracaso, no clavaré ninguna cruz ni escribiré tu nombre, para que nadie sepa que jamás llegaste a vencer al volcán.
Pero si flaqueas, si abandonas, si decides parar a la mitad, si te vence el hambre, el sueño, la pereza o el dolor... entonces será mejor que busques un lugar apartado, una casita solitaria o una cueva, donde yo nunca pueda volver a verte. Prefiero verte muerto que verte derrotado.

2 Comments:

At 02 marzo, 2005, Blogger cen said...

Todos nosotros subimos algún volcán en nuestra vida... Lo importante es seguir andando, como sea.

 
At 03 marzo, 2005, Anonymous Anónimo said...

¿Qué le voy a decir a usted de volcanes? ¿Sabe cuál era mi nombre de pila? Empédocles. Con eso, está dicho todo.

 

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