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lunes, noviembre 21, 2005

Esperando

A Godot, por supuesto. Llega un momento en que ya no se puede esperar otra cosa mas que a Godot, y este es el arbol. No veo otros arboles asi que aqui debe ser y a veces me siento sola y otras soy una cicatriz o un puente o el ala derecha de un avion y unas veces soy yo y otras Venecia y sigo esperando y recordando que Jim Thompson tambien esperaba (a Godot, aunque esto el nunca llego a saberlo). Ayer en un teatro llamado LA CAJA NEGRA donde me quede sola por casualidad o por insistencia, tan cerca que casi me llego la saliva a la cara de actores de verdad, de mascaras reales y gestos creados de la nada. Solos. Esperando. Que algo ocurra o tener alguien a quien imitar para que entonces todo sea mas facil.
Si, este es el arbol, no debe quedar mucho para que venga. Se hace de noche cada dia mas pronto, las estaciones se suceden y yo existe, se que existo porque alguien me recuerda o tan solo porque estoy esperando y lo se, y soy endemoniadamente consciente de mi espera. Ya debe faltar poco. Este es el arbol.

2 Comments:

At 22 noviembre, 2005, Blogger Golfo said...

Lo de esperar no es moco de pavo.
Esperar... en todas sus especies.
"Pero no tengo mérito: espero". o algo así, decía Camus en EL mar aún más cerca.
Uno desearía que le esperen. Y a veces, el solo hecho de que te esperen conquista. Una conquista lenta.
El mar espera siempre... " me caso con el mar."
Esperar, desesperar, exasperar, prosperar... Y Godot por ahí.
Pero la vida no espera... Wild Horses, suenan los Rolling Stones. Entonces uno calienta motores, y cuando parte, sin esperara nadie, puede que no alcance a la vida, pero disfrutará mucho con el viento en la cara.

 
At 30 noviembre, 2005, Blogger Grace en el País de Las Maravillas said...

Cuando te empeñaste en que te sacara la foto en tu árbol del olvido yo lo sabía, sabía que no era ese, mientras te enfocaba lo sabía, sabía que no era ese(y creo que tú también), pero siempre has sido tan buena actriz que se quedó como un secreto entre nosotras dos, nadie podría adivinar jamás que ESE no era tu árbol del olvido...

 

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